Viernes 11 de septiembre 10 de la mañana. Acabo de llegar de Bogotá y me encuentro con Barrantes, supuestamente a las 4 de la tarde empieza Rockalpatio, el plan es sencillo pero de antemano sabemos que no se cumplirá: 2 bandas locales tocan antes de que los poetas invitados de la revista Luna Nueva presenten el nuevo número, fresquito, de julio de este año. Después vendría el cierre con Christ Denied, una banda de metal de Zarzal. El sueño es sencillo e impecable: una banda novata de casi niños de 13 años abrirá el telón de una tarde que reunirá el punk de los 911 Cerdos, la poesía ya consolidada de Omar Ortiz & Cía. que vienen de Tuluá expresamente para nuestro evento, y la furia controlada del heavy, trash, black (lo que sea) metal de los chicos de Zarzal comandados por la ya mítica Momia (Oscar Arenas), cerebro central de todo el movimiento heavy de Zarzal. El sueño es simple, repito: convivencia y poesía, juventud y madurez juntos en un pequeño patio de una pequeña casa de un pequeño pueblo del valle del río Cauca; sí, ese es el plan que sabemos que se cumplirá al pie de la letra: desbordar de arte y rock`nd roll ese pequeño pueblo, asesino, chismoso, hermoso que nos cupo en suerte.
11 de la mañana: todo está perdido, ¡todo está perdido!, nos cortaron el agua por falta de pago, las bandas no están confirmadas, los invitados no tendrán dónde sentarse porque aún no se han hecho los cojines de fique y relleno de pedazos de tela que habíamos planeado desde hace una semana, los poetas invitados vendrán y se encontraran con que no hay nada, ni concierto, ni público, ni agua ni nada, ¿el plan B?, no, no hay plan B. Mmmm? Bueno, nos encomendamos a Santa Marta y a Santa Rita (Barrantes a Santa Marta que nunca ha ido, y yo a Santa Rita por eso de que yo me la pasaba allá cuando todavía la gente le decía “la seca”, y como ya me conoce tal vez sea la oración más efectiva) patronas ambas de los imposibles, y eso es lo que tenemos enfrente: se jodió esta vaina hermano, apague y vámonos… y cerremos de paso la casa que sólo perdemos plata, huy, que ingenuos… y metámonos como sea a trabajar con los narcos, así sea lavándoles los carros, que ese sigue siendo el único negocio rentable del pueblo, y el de embalsamador, que no se me olvide, ahí está mi futuro, lo sé…
9 pm. Carajo, esto está muy bueno, no sé cómo, funcionó, empezamos con tres horas de atraso a las 7 pm, pero funcionó, y el atraso es para mejor, ¿cómo se nos había ocurrido empezar un concierto a las 4? Pendejos. Mejor así, que bueno, deben de haber sido ser Santa Marta y Santa Rita, con sus poderes reunidos, que no quieren que Barrantes y yo nos metamos en el hampa… por ahora se salieron con la suya, la Casa Abierta seguirá abierta por lo menos hasta que nos den la espalda las dos santas, patronas de lo imposible (¿entonces serán ellas las patronas de toda lo bueno que pasa en Roldanillo y en Colombia? Sí, debe ser así, desde aquí propongo, y como digresión, que se consagre a ellas Roldanillo y el país entero, que el Divino Corazón de Jesús ya probó que no podía). En fin que bueno está el concierto, los Cerdos enloquecen a la gente que poguea y a mí también… gritan: “¡tenemos por qué luchar, tenemos por qué estar acá!” y juro que no los cambiaría en ese momento por los Rolling Stones, a no ser que cantaran esa canción que ya casi no cantan y a la que sin darse cuenta tal vez estos chicos punkeros deben tanto y que refleja tan bien lo que tal vez sea ser rockero en Roldanillo y en Colombia que no se le diferencia tanto: “Hey! think the time is right for a palace revolution / but where I live the game to play is compromise solution / Well, then what can a poor boy do / except to sing for a rock n roll band / cause in sleepy London town /there`s no place for a / street fighting man, no! // Hey! Said my name is called disturbance I`ll shout and scream, I`ll kill the king, Ill rail at all his servants”. Sí, no los cambiaría por los Rolling a no ser que las Satanic Majesties cantaran esa.
En fin, la noche sigue, despues de los Cerdos (que a su vez habían sido teloneados por unos chicos de 13 años que el público rockero toleró y apoyó por la edad, pero que aún son muy, muy malos) vino la poesía y con 2 poemas punkis que uno de los asistentes leyó sobre lo que él denominaba resistencia y libertad ante el mercado, se hizo el puente perfecto; Don Omar Ortiz tomó la palabra y habló con los chicos y con los no más de 7 adultos presentes de la importancia de la persistencia en los proyectos culturales; 23 años de persistencia de su revista de poesía lo autorizaban. Eso es precisamente lo que queríamos (aparte de la fiesta, el rock`nd roll, y la poesía por sí mismas) mostrarles a los chicos que se puede ser valiente en este país de asesinos, y mantener una voz que trabaje por el cambio, la apertura mental, el autoconocimiento más allá del impulso inicial que todos o casi todos experimentamos en la juventud. Que se puede ser coherente y libre durante la adultez y que la libertad y la rebelión no tienen que ser necesariamente sólo un momento que nuestros padres nos brindan, amparados por el mercado, de 15 a 20 años.
Después de Don Omar (no confundir con ningún cantante chafa, el don se lo pongo de respeto) leí apartes de la novela que ahora escribo y después desfilaron el grueso de los poetas, el consejo editorial de la revista Luna Nueva. Debo decir que los chicos se portaron a la altura de un recital de poesía (creo que el primero de sus vidas para muchos de ellos). Los que no querían estar salieron, eso me pareció perfecto, afuera de la casa esperaron a que la próxima banda tocara. Ojalá así fuera siempre, pero no, los obligan a quedarse en el colegio y con la libertad que ahora se les concedió, destruyen toda posibilidad de clase, se los digo yo que sobreviví 3 meses en un colegio con adolescentes. Los que se quisieron estar se quedaron y se quedaron muchos. Después de la lectura y ya en un bar celebrando la noche Don Omar me contaba que se había sentido en una casa ocupa, donde los chicos se escuchan y escuchan. A mí me preocupaba que ellos, los invitados, estuvieran cómodos, pero al parecer lo estuvieron más que si hubieran ido las típicas señoras que van a todos los “eventos culturales” de nuestro pueblo; creo que los entiendo, en esos chicos hay aún rebeldía, posibilidad de futuro, no hay que dejarlos a la deriva en medio de un sistema educativo horrible que hace todo lo posible por destruir sus sueños, por hacerlos más y más vulgares (Santa Rita, Santa marta, discúlpenme por haber trabajado 3 meses en eso, era muy inocente y pensé que desde adentro, siendo diferente, se podría hacer algo!)
La noche la finalizó el metal pesado de Christ Denied (aunque cuando ellos pronunciaban el nombre de su banda yo entendía Crazy Night y me preguntaba por qué ese nombre tan disco en una banda de metal). Algunos punqueros se fueron y entonces llegaron los chicos de negro que ya no pogueaban sino que simplemente se paraban y movían las cabezas, el pelo de un lado a otro. Desfilaron temas de Metallica, Judas Priest, Bathory, Venom, Megadeath y todos los que nos quedamos, poetas incluidos, estábamos impresionados con la velocidad de las guitarras y la versatilidad de la voz de la ya nombrada mítica Momia que pasaba de lo gutural a lo dulce.
A las 9 y media llegaron los tan esperados policías a terminar el concierto, sin embargo les dijimos que todo estaba planeado para terminar a las 10 de la noche y con esto se calmaron. Qué cosa con la policía, nuestro público más fiel, no hay evento que hagamos que ellos no vengan. A las 10 se terminó todo y salimos a celebrar invitando a comer a los poetas y algunos de las bandas. Estábamos alegres, con la sensación de haber hecho algo, aunque no supiéramos bien qué. Algunos chicos de un pueblo pequeño habían disfrutado de un concierto hecho por ellos mismos y algunos incluso descubrieron que la poesía y la literatura no era eso tan aburrido con que sus maestros los amenazaban, y también algunos de los poetas cambiaron un poco su apreciación sobre que algunas músicas eran sólo ruido. Dentro de dos días tendríamos el Rockdanillo fest, un evento mucho más grande con 10 bandas, en el que la casa también se había comprometido, creo que caminando para la casa pensé en que si Santa Marta y Santa Rita, patronas de lo imposible nos seguían socorriendo, la Casa podría continuar haciendo cosas, a punta de anhelos, trabajos no remunerados, con el único motor digno para un joven que se precie como tal de la inconformidad, la gratuidad y la sensación cotidiana de que dentro de sus reducidísimos medios está haciendo todo lo que está a su alcance para hacer de este mundo, de su pueblo, un lugar mucho más libre y más bello.
Germán David Clavijo
Corporación Casa Abierta
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